Dinosaurios ¿vivos?: La Animatrónica revive el “Parque Jurásico”

¿Qué tienen en común… un mecánico, un electrónico, un paleontólogo y un artista? Que todos ellos, son los “papás” de los dinosaurios robóticos argentinos.

Y sí, la ciencia, las nuevas tecnologías y el arte lograron que tal vez, la pregunta de Susana Giménez sobre si el “dinosaurio estaba vivo”… no sea tan tonta. ¿Cómo es posible? A través de la Animatrónica, una especialidad que mediante el uso de mecanismos robóticos y electrónicos, logró simular el aspecto y comportamiento de los seres vivos, en este caso, los antiquísimos dinosaurios.

Pero esto no comenzó en un laboratorio, ni con un científico loco ni aburrido, sino con un Hugo, un niño fanático de estos enormes animalitos prehistóricos que  años después, se convirtió en Ingeniero, y vio que su pasión, podía conjugarse con su trabajo.

Hace 12 años atrás, Hugo Pailos, (hermando del famoso humorista cordobés “El Flaco Pailos”) en el laboratorio de Animatrónica y Control Dinámico de la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, congregó a paleontólogos, artistas, mecánicos, matemáticos y químicos y crearon a Abelisaurus, que habitó en la Patagonia argentina hace unos 100 millones de años. Así, este “bichito”, se convirtió en el primer dinosaurio robot desarrollado y fabricado íntegramente en la Argentina por científicos cordobeses. De allí en más, comenzaba un importante camino en el mundo de la robótica y la animación.

Darle “vida” a estas criaturas no es tarea sencilla. Lo primero que realiza el equipo de investigación es la imitación de los movimientos básicos de estos seres naturales, por lo que trabajan con estudios paleontológicos ya finalizados, y con el asesoramiento de sus autores. Luego, se llega a la fase mecánica,  donde se detallan y analizan cómo eran los movimientos de los animales. Después, se crea una miniatura del esqueleto, que toma vida a través de la animación computada, llamada “paleobioanimación”. Por último, se realiza la reproducción final del animal con tubos, resortes y látex sintético para simular la piel.  El resultado: dinos idénticos a los de verdad.

A Abelis le siguieron algunos hermanos: Saltasaurus el cuello largo, Tapejara Imperator el reptil volador, y la lista continua, muchos de ellos, creados para la fascinación de los visitantes en museos. Esto no concluye aquí. Redoblaron la apuesta y ahora también crean “humanoides”, que le dan la bienvenida al público en parques temáticos.

Pero no todo es diversión. Otra de las facetas en donde se pudieron aplicar los resultados de este interesante desarrollo, fue en la de rescates de personas y en el área de salud reproductiva. Para el primero, crearon una sonda para salvar a quienes cayeron en pozos profundos. Para el segundo, fabricaron un brazo robótico de control para ensayo de probetas, y continúan las fabricaciones de prototipos, también para el sector comercial.

Ciencia, tecnología, arte y pasión… conjugadas un misma palabra: Animatrónica… la creadora de los dinosaurios robots argentinos.

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